AL LARGUERO
Por: Alejandro Tovar Medina
Articulista invitado
La gente del futbol, lo vemos reiteradamente, posee una dualidad de carácter que lidera su pensamiento. El DT rayado, Demichelis, sugiere que los protagonistas deben ser los jugadores, y en ello tiene razón, pero asume que el árbitro Marco Antonio Ortiz Nava, duranguense de 37 años, tomó contra los suyos ese papel prioritario y contribuyó para que Tigres se llevara la victoria.
Marco es señor de las siete vidas y rey de los gatos, pero solo cumplió con el reglamento para echar de la cancha a Berterame y Torres, que se ganaron la roja a la vista de todos; aun así, el técnico argentino desvía la responsabilidad al silbante y no a sus indisciplinados jugadores. UANL ya tenía a Láinez fuera y perdía al partido 0-1. ¿Las actitudes de Oliver y su goleador, se justifican? Queda bien claro que es un acto de irresponsabilidad absoluta.
Caso mismo del arquero de Chivas, Rangel. Contra Mazatlán ya estaba amonestado y, en el penal, se le ocurre raspar el manchón para obstaculizar al pateador y, claro, se gana su segundo cartón y la expulsión. ¿Eso es propio de un profesional que sabe bien que su acción le puede costar la sanción? Es claro que al calor del juego la pasión crece, pero el cerebro y la razón deben prevalecer. El modelo a seguir nunca será el del abuso.
En casa ya vimos el domingo que, cuando el futbol es cruel, a veces llega a ser de alto volumen. Caer con Querétaro en casa no solo es doloroso, sino vergonzoso. Con limitantes y todo, Santos Laguna parecía tener la fórmula para satisfacer a su poca gente, y luego se vio que es un equipo sonámbulo que se despierta a bofetadas, con jugadores fundidos que sacan la bandera blanca, que lleva a su afición a la ansiedad cuando ven que su equipo está en su peor versión.
El joven Aleco comenta que su club está en etapa de reestructuración. Callado y con actitud vigilante, ya se dio cuanta de que el futbol es como transitar por una ruptura amorosa y, ante los gritos, abucheos y silbatinas con que se despidió al grupo verdiblanco camino al vestidor, vienen las especulaciones. En este caso, aunque Ortiz se niegue a hablar del partido y muestre su desencanto, la realidad es que dejarlo fuera no es la solución. Santos se deshizo de sus grandes figuras y, aunque se hable de una gran inversión con los actuales, la realidad de la cancha muestra su aturdimiento defensivo y la falta de brillo arriba. Sus extranjeros no le funcionan y salvo Gio y Echeverría, que van en ascenso, el resto de canteranos se contagió de un espejismo envenenado.
Las cicatrices confieren credibilidad. La atención está fija en América, Cruz Azul, León, pero nadie había considerado el gran trabajo de Mohamed, que no es precisamente el hombre más simpático y preferido en el medio, pero ha logrado en Toluca que Paulinho y Vega, con Marcel Ruiz atrás de ellos, parezcan herederos de Corsarios y no tan solo trepan al liderato, sino que son garantía de espectáculo, sobre todo jugando en casa, y es un serio aspirante al título.
América es considerado fijo, por la riqueza de su plantel y la capacidad de su dirigente Jardine, pero Cruz Azul no le pide nada a nadie, aún cuando todos discuten a su técnico de emergencia Vicente Sánchez. Tiene jugadores valiosos y de calidad. Su zaga es modelo con el arquero Mier, con Jorge, Ditta, Piovi, Orozco Chiquete y sobre todo el aporte de Erik Lira, que tiene clase y categoría. Esta gente seguro dará un final de campeonato reluciente e interesante, sin un claro favorito. Lo veremos todo por tv porque nosotros sufrimos nuestra propia pandemia de desconsuelo y pobreza.
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