LA FIESTA ESTÁ VIVA

Por: Rafael Cué*

Día negro para la tauromaquia el pasado miércoles 21 de junio. La carretera, que mata más que el toro, nos arrebató a un buen hombre, mejor taurino y amigo: José Ignacio Vaca Elguero, perdió la vida en terrible carambola de varios tráileres y autos particulares en la autopista Zapotlanejo en Jalisco.

Pepe amó profundamente la tauromaquia desde todas sus aristas: La ganadería, el toreo, la empresa, las relaciones humanas de quienes formamos parte de esta cultura, el desarrollo profesional y personal de novilleros incipientes, la filosofía de las grandes figuras y la interrelación entre todas ellas.

Tuve el placer de conocerlo en los años noventa. Época de auge para los aficionados prácticos que podíamos alternar entre amigos en distintas partes de la república con la mayor seriedad y respeto posible para gozar del toreo, viviendo la experiencia incomparable de torear y sentirse torero. Pepe y Pedro, hermanos, amigos y socios, organizaban, en los días santos, sensacionales festivales en la Plaza de Toros San Marcos en Aguascalientes donde ambos mudaron su residencia en aquellos años. Esas noches taurinas fueron el punto de partida para una amistad de casi tres décadas.

Pepe estuvo en Televisa donde dejó amigos en todos lados, siempre involucrado en el toreo le bastó su educación e intuición taurina para ocupar un lugar importante en cualquier proyecto, tentadero o tertulia. De fino y agudo sentido del humor, tuvo la escasa cualidad de tratar siempre y a todo el mundo por igual, desde al vaquero, mozo de espadas, novillero, ganadero o hasta a la figura del toreo con la misma finura y amabilidad.

Un lobo solitario siempre rodeado de gente, un corazón inmenso y una charla amena y dilatada, más si de toros se hablaba. Martinista de hueso colorado, de convicción y tauromaquia. Toreaba bien de verdad, tuvo el don de la clase y solía decir, “yo toreo en redondo”, riéndose de su singular abdomen que portaba con gracia y orgullo, flanqueado por lo general con vistosos tirantes que sólo él portaba con arte.

Me atrevo a decir que, a partir de 1997, año en el que Pedro y Pepe adquirieron la hacienda de La Punta, Pepe tuvo una misión que alcanzó hace años y le llenaba de orgullo. Junto con su hermano, ambos apasionados del toro, se propusieron devolver la grandeza a esa casa ganadera que se había perdido hacía décadas por los manejos y posturas de la familia Madrazo.

Por azares del destino fui parte de la comitiva que los acompañó a cerrar el trato de compra aquel año. No estuve presente en el cierre de la negociación, pero sí pude ver el deterioro del casco, tentadero e instalaciones. El maestro Curro Rivera estaba en el grupo, me conmovieron sus lágrimas al llegar al tentadero que se encontraba abandonado.

Sin alardes ni posturas, los hermanos comenzaron a trabajar con el cariño y pasión de los cuales en La Punta se había carecido desde hacía décadas. Ya eran ganaderos de Vaca Hermanos, llevaron ese ganado y una nueva historia comenzó.

La remodelación llegó al punto de la exquisitez, reflejo de la calidad humana de los hermanos Vaca. Pedro exitoso empresario y Pepe apasionado hombre dedicado al campo, al toro y a la caza, su otra pasión.

Anfitrión inmejorable, conversador profundo, bohemio y soñador. Un hombre cuya vocación por ayudar abrió las puertas a todos los toreros hidrocálidos y foráneos, ayudándolos por el placer de la gente buena por dar sin esperar nada a cambio y menos en un medio por lo general ingrato como el taurino.

De esta manera se ganó Pepe el corazón de todos los que tuvimos la inmensa fortuna de conocerlo, tratarlo y quererlo. La Punta se convirtió en una especie de cofradía. Implantaron los hermanos Vaca un funcional e innovador tipo de sociedad ganadera en la que se incorporaron personas de distintos ámbitos, amigos todos unidos por la pasión del toro, el campo y los valores formales de la amistad.

Impotencia al enterarnos del accidente. Imposible ir en contra del destino. Pero si la causal fue la humareda, ¿no esperaríamos patrullas avisando kilómetros antes para reducir la velocidad? ¿Y la Guardia Nacional? ¿O es tal la austeridad de la 4T que no hay ni para la gasolina de las patrullas? El toro de la carretera nos arrebató a Pepe y a su chofer.

Su legado de amistad y bondad nos acompañará siempre en el recuerdo. A la familia Vaca un fuerte abrazo con todos mis respetos.

Twitter: @rafaelcue

*Artículo escrito para el diario El Financiero, reproducido por voluntad del autor en Intelisport.