LA FIESTA ESTÁ VIVA

Por: Rafael Cué*

Juan Arturo Torres Landa García, el Pollo, querido por todos, admirado por todos. Empresario inmobiliario, empresario taurino. Tuvo la inmensa virtud de tener don de gente. Pocas personas he conocido, en mis 55 años, como él. Destacar en el medio taurino no es sencillo, tampoco en la vida, este espacio es taurino y por ende es un espacio de vida, donde los valores como el trabajo, el sacrificio, la valentía, la palabra, la humildad y la pasión son herramientas para hacerse un camino. Cada uno escoge el rumbo.

Hace tres décadas y media, el Pollo, visualizó no solamente su plaza de toros en Juriquilla, sino lo que este bello inmueble significaría como ente promotor para el entonces incipiente desarrollo inmobiliario en las afueras de Querétaro. Sin prisa, pero sin pausa, se fueron dando los pasos en la consolidación tanto de la plaza de toros como de lo que hoy es uno de los mejores lugares para vivir en México.

Además de ser el buen empresario que fue, el Pollo, se destacó por ser un aficionado a los toros serio, de buen gusto, de mente abierta e innovadora, siempre respetando los principios básicos del espectáculo taurino. En estos 35 años de toros en Juriquilla, prácticamente todas las figuras del toreo mundial han pasado por ahí, se han refugiado en sus bellos burladeros labrados y han vivido la magia de un santuario del toreo en el ruedo.

El Pollo tuvo el don de gente, de hacernos sentir a todos especiales e importantes, desde el vendedor de dulces hasta la máxima figura del toreo. Todos disfrutamos de su humor, alegría, rotundidad en comentarios e inteligencia de conceptos.

Perdón por hablar en primera persona, pero les quiero compartir tres momentos que con él marcaron mi vida. El primero fue el 12 noviembre del 2003. En aquellos tiempos, estaba yo como director de Empretauro, organizando corridas de toros en la república mexicana. Estábamos ese día en la línea telefónica afinando detalles en la contratación del maestro Pablo Hermoso de Mendoza para la feria de Moroleón en enero del 2004. Cordialidad, profesionalismo y sabiduría. Fue el Pollo también un buen apoderado, de repente, le sonó otra llamada, me pidió un minuto y al volver, con la voz entrecortada y un tono de gravedad, fue él quien me informó de la muerte del maestro David Silveti apenas unos minutos antes. Un largo silencio nos sirvió de abrazo por el dolor de la noticia. No encontrábamos voz, nada parecía ser más importante. Fue él quien, sin querer cortar la llamada, me dijo que lo que yo decidiera estaba bien, que como taurinos deberíamos honrar con hechos la partida del Rey David.

El segundo evento también tiene que ver con aquella corrida en Moroleón, esa tarde el maestro estellés inauguró la nueva plaza de toros de la localidad. En la liquidación del contrato habían quedado detalles sin afinar, a la hora de sentarnos le comenté que fuera él quien los definiera y me contestó: “El día que murió David, quedamos que tu honrarías a los toreros”, ese voto de confianza nunca lo olvidaré y siempre se lo agradeceré.

Pasó casi una década de atenciones de su parte, trabajar cubriendo los toros en Juriquilla no es trabajo, es placer.

Fue en septiembre de 2012 cuando ingresé al Canal Once, incorporándome a un clásico de la televisión mexicana: Toros y Toreros junto con Heriberto Murrieta. La primera salida fue aquel puente patrio y mi primera entrevista para la televisión fue con el Pollo en los corrales de su plaza. Me dedicó todo el tiempo necesario, apagó teléfonos, pidió no ser molestado y me dio una de las entrevistas más enriquecedoras y llenas de contenido.

Resumió su capacidad y talento en una frase: “como empresario taurino, nunca programes un cartel al que no asistirías como aficionado”. Contundente, veraz y certero.

Entre risas me comentó que era mi padrino en las entrevistas para televisión y desde aquel día no he iniciado una entrevista en la que no lo recuerde con cariño, intentando hacer sentir a mi entrevistado como él me hizo sentir ese día.

El viernes 10 de febrero, antes de la gran corrida de toros que les comenté la semana pasada, le envíe un mensaje de voz, sabía que no iba a los toros. Me contestó con su característica amabilidad. A los pocos días partió al cielo. No lo olvidaremos. Su legado corre por la sangre de sus hijos, nietos y amigos taurinos.

Ha sido un gusto Pollo, un honor.

Twitter: @rafaelcue

*Artículo escrito para el diario El Financiero, reproducido por voluntad del autor en Intelisport.