LA FIESTA ESTÁ VIVA
Por: Rafael Cué*
El 20 de noviembre de 1910 comenzó la Revolución Mexicana como respuesta del pueblo ante los abusos e injusticias de la dictadura de Porfirio Díaz. Como todo en la vida, el largo periodo porfirista tuvo también aspectos positivos para el desarrollo de la industria ferroviaria, el comercio obtuvo gran impulso gracias a estas comunicaciones, así como la implementación de nuevas tecnologías para la época de la mano de la electricidad.
Con esto quiero plantear si debemos aprovechar la coyuntura taurina actual, donde la plaza más importante del país se encuentra sin la posibilidad de ofrecer espectáculos taurinos por un absurdo legal que pone en evidencia el frágil estado de derecho en el que estamos sumidos los mexicanos, donde el sentido común y la Constitución parece que nada tienen que ver contra convicciones personales de jueces de medio pelo.
Al mismo tiempo que el magno escenario se encuentra sin posibilidad temporal de dar toros, en provincia vivimos una efervescencia taurina muy interesante que debemos potencializar para ser una Fiesta seria, congruente, que mire sólo al beneficio del espectador, respetando el rigor de una tradición de casi cinco siglos, adaptándose a los tiempos actuales, en los que se exigen servicios y experiencias más allá de la vida a través del maldito celular.
A los mexicanos nos ha causado siempre cierto rubor estar orgullosos de nuestras cualidades, una mal entendida “humildad” la hemos confundido con sencillez. Necesitamos que del extranjero nos certifiquen que tenemos toreros buenos, un público de magnifica sensibilidad, un toro encaste Llaguno, con más de un siglo de selección, que embiste de una manera única, que le otorga al toreo la posibilidad de brillar a los más altos niveles artísticos. Además, gracias a la vocación ganadera de muchos mexicanos, contamos en la actualidad con una buena variedad de encastes, entiéndase morfología y comportamiento del toro en el ruedo, brindando una amplia oferta a lo que en otras décadas calificábamos como monotonía del toro.
Los toreros mexicanos brillan a gran altura, novilleros y matadores logran combinar el sentimiento nuestro del toreo, con la férrea preparación, profesionalismo y disciplina con la que en España se forman los profesionales. Daré algunos nombres, si alguno se me escapa no se sientan ofendidos ni relegados. De los jóvenes, los 4 Fantásticos, título con el que se bautizó la corrida del domingo pasado en Guadalajara y que muchos rancios taurinos actuales criticaron, supongo porque no consideran a Héctor Gutiérrez, Diego San Román, Arturo Gilio e Isaac Fonseca toreros fantásticos, lo cual es dramático. Me pregunto si el mote de Los Tres Mosqueteros en los años cincuenta, con Rafael Rodríguez, Manuel Capetillo y Jesús Córdoba, también causó escozor.
¿A dónde quiero ir?, estamos en una coyuntura irrepetible. Por un lado, tenemos a los descerebrados prohibicionistas hostigando por convertir a México en un país donde la libertad es mancillada al dar la espalda a nuestras tradiciones. Por el otro, contamos con grandes toreros, veteranos y jóvenes: Zapata, Fermín Rivera, José Mauricio, Joselito Adame, Payo, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, Silveti, Calita, Sergio Flores, Angelino de Arriaga, Leo Valadez, Luis David, Miguel Aguilar, Francisco Martínez, los Llaguno, los Lagravére, Diego Sánchez, Alejandro Adame, y puedo seguir, así como novilleros con inmenso potencial como Bruno Aloi o Emiliano Osornio y toreros que están por debutar como Juan Pablo Ibarra o Marco Peláez, capaces de ilusionar a público y aficionados.
Además de la variedad de encastes en más de 259 ganaderías en 24 estados de la república. ¿Seremos capaces de crear una revolución taurina con todo esto a favor, con la gente pletórica de ganas de toros y el orgullo de ser mexicanos? Teniendo en contra sólo a cuatro desubicados prohibicionistas.
Seamos valientes, cambiemos lo que no funciona, invirtamos en tauromaquia y sigamos defendiendo nuestro derecho a la libertad.
X (antes Twitter): @rafaelcue
*Artículo escrito para el diario El Financiero, reproducido por voluntad del autor en Intelisport.
