LA FIESTA ESTÁ VIVA
Por: Rafael Cué*
Noviembre ha comenzado con la devoción a nuestras tradiciones religiosas y la celebración del día de muertos, lleno del color incomparable del cempasúchil, el misticismo en la comunicación y cariño a los que se nos han adelantado y, como es costumbre, con toros, muchos toros a plaza llena.
Me centraré en Tlaxcala capital donde tuve la oportunidad de disfrutar tres días de emoción, cultura, gastronomía y toros, claro está. Comenzamos el jueves viajando temprano, pasando el día en la ganadería de Rancho Seco, disfrutando de sus instalaciones, pudiendo comprobar el trabajo y pasión de la familia Hernández por el toro bravo, por el campo, por su gente y comunidad. Verdes praderas, sembradíos bien trabajados, salud en el ganado y bienestar en la gente. Tuve el privilegio de ver al toro en el campo, en su hábitat natural, donde él es el rey. Observamos con el ganadero la corrida a lidiarse este próximo viernes en Monterrey, en tipo, seria, fuerte y con hechuras para que Guillermo Hermoso de Mendoza, Leo Valadez e Isaac Fonseca hagan disfrutar a la gente norteña y que éstos llenen el coso como sucedió hace algunas semanas en la despedida de Pablo Hermoso.
Por la tarde noche, vivimos con devoción la tradicional corrida de muertos en la incomparable plaza de toros Jorge “El Ranchero” Aguilar. Seis de Rancho Seco para Diego Ventura, el Zapata y Diego San Román. Previo al festejo se llevó a cabo una breve y sentida ceremonia, propuesta y organizada con buen gusto y categoría por Feria Toro, en la que el sacerdote Ranulfo Rojas Bretón, que por cierto tiene mucho arte, encabezó con respeto y devoción una oración escrita por él y leída con seriedad por el Zapata, en la que nos colmó de emoción y nos conectó con nuestros sentimientos al recordar a los que se han ido, honrándolos en vida. Esa noche cortó una oreja Ventura, dos el Zapata y San Román no tuvo suerte alguna en el sorteo.
Al día siguiente disfrutamos de un festival de aficionados prácticos que derrocharon afición y ganas de vivir, en alguna medida, la gloria de ser torero. Entrada gratuita enfocada a la gente que quizá no puede pagar un boleto de corrida, pero gusta de nuestras tradiciones, ejercicio que deben las empresas poner en práctica.
El sábado, cartelazo con tres mexicanos de interés, el Calita, Sergio Flores e Isaac Fonseca, provocaron otro lleno. Enhorabuena a Feria Toro y a su equipo por trabajar para el público y por la fiesta de los toros, los resultados son evidentes y satisfactorios. El honor y responsabilidad ganadera recayó en un hierro de abolengo, zacatecano, de apellido ilustre: José Julián Llaguno, José Miguel preparó seis toros honrando la categoría ganadera de su familia y honrando a Tlaxcala, tierra de toros bravos, llevando seis toros cuajados, fuertes, bellos, que fueron en sí un espectáculo para los que tuvimos la fortuna de presenciar la corrida, así como para las decenas de miles de espectadores en el mundo suscritos al único canal de paga especializado en toros.
El festejo se vivió con la seriedad y respeto que impone el toro en el ruedo. La corrida fue interesante, la entrega de los toreros total y pudimos gozar de las distintas emociones que despierta una corrida de toros. La admiración por el animal, por su poderío, el asombro ante el valor de todos los toreros, los banderilleros y picadores. Hubo toros buenos, el primero un gran toro que de haberse jugado en cuarto lugar y con el público más metido en el festejo, hubiese merecido premio para Calita. A hombros salieron Flores y Fonseca, reconocimiento pleno, exceso de premios por parte del palco sin demeritar el mérito de lo hecho en el ruedo. Gran tarde, emoción y la verdad del toro ante el valor y capacidad de los toreros.
Además de Tlaxcala, se llenaron las plazas en Morelia, San Luis Potosí, Aguascalientes, León, Guadalajara y Metepec. La Fiesta está Viva, con lleno en los tendidos, el toro en el ruedo y el arte de los toreros.
X (antes Twitter): @rafaelcue
*Artículo escrito para el diario El Financiero, reproducido por voluntad del autor en Intelisport.
