AL LARGUERO
Por: Alejandro Tovar Medina
Articulista invitado
Amor, salud y alegría en esta navidad para todos.
Cuando el Estadio Corona era uno de esos lugares donde nunca pasaba nada, llegó don José Miguel Muguerza (f) en 1996 y nos hizo aprender del siempre y del nunca. Todos sabíamos que el futbol tiene dos caras: paraíso e infierno, y solo le conocíamos las narices a la segunda. Cuando Alfredo Tena, su cuerpo técnico con dos pistones únicos: el Dr. Jorge Galván y el viejo Ricardo Luna (f) con tremendo equipo de oficina: Martín Ibarreche, Paco Dávila, Canedo y de Villa, entre otros colaboradores brillantes, nos mostraron que Santos Laguna fue capitán de su destino.
A 29 años de tan singular pase del pánico al júbilo, debemos encontrar nuevos espacios y ahora mismo nos ubicamos reconociendo atajos sin desfallecer, buscando controlar el natural brote de ilusiones que nos demanda abrazarnos a los sueños desbocados de la gente de redes, aunque se ve que para todos la ausencia de futuro es un rasgo común. Como ahora cualquiera puede ser periodista, sobran opiniones, porque nadie puede protegernos de nosotros mismos.
Después de varias campañas desoladoras, de ver que Santos se ha sacudido a sus mejores jugadores a precios de oro, claro; al ver que los que han llegado no tienen el tope de calidad que la tradición y la historia del club han acumulado, la gente vierte sus ilusiones en el internet con jugadores que pueden ser valiosos e importantes, pero que no están ni en la mira ni alcance. Esos mensajes no son venta de humo, son llamaradas de esperanzas acorde a la euforia navideña.
Todo ello en juego hacen que nuestras aficiones activas obligan a utilizar la memoria, la atención y velocidad del procesamiento de ideas, porque claro que se entienden los deseos del pueblo, que son legítimos, pero hay que lidiar con la realidad. Los días avanzan rápidamente y los movimientos necesarios para pasar de un camino al otro no se dan con la seguridad necesaria.
Da la impresión de que la idea es cubrir dos o tres espacios con jugadores que pueden adaptarse al resto ya conocido, y ahí llevársela. Eso lo sabe bien el técnico español que guarda silencio y se comunica con todos a través de la mirada. Conoce ya la tela local y ahora viaja por paisajes sonoros que se encuentran atravesados por una singular mezcla de influencias.
Desde luego que el plantel, que vive las angustias en carne propia, que las transportan y no han podido resolver la problemática, saben que ahora tienen que vigilar su salud mental y ya no tanto el miedo. Por un lado está la nostalgia como movimiento natural de envejecimiento de la afición y por otro, el saber los jugadores que están destinados a vivir en un mundo cerrado y anclado en territorios de pobreza.
Tal vez sea cierto lo que se dice que mientras más alto escalas, más dolorosa es la caída, porque todo el tiempo de vivir en la élite, de tener vestidos de verde y blanco a jugadores de alto nivel, nos hizo creer que nosotros también éramos parte de esa riqueza: una afición de privilegio. Al conocer la otra cara de la historia, primero se descubre que el amado juego de futbol es la combinación ideal de populismo y negocio, donde la gente con laptop gusta de hacer castillos en el aire, en ese bello deseo de cambiarnos la máscara de comunes por la cara de héroes.
X (Antes Twitter): @Tovar1TV
