Del beso indebido se ha escrito mucho, tanto que olvidaron la crónica del triunfo de la selección española, su crecimiento colectivo e individual. Así como también el desarrollo del futbol femenil en la pasada Copa Mundial. La repercusión del ósculo maldito, pasó de drama a comedia. 

El beso artero no puede quedar en reclamos dubitativos de la interfecta, Jennifer Hermoso, ni de una acusación justiciera de propios y extraños. 

¿Cuál es la significación de este beso?

El hecho es una clara escena mundial, en vivo y a todo color, de abuso de poder. Sin script, es explosión de emociones incontroladas avaladas por un machismo introyectado que cree, que besar a una mujer sin su consentimiento, es “normal”. 

El ex alto directivo, está en una posición defensiva. Vamos, ni siquiera se ha disculpado. No lo ha hecho porque para él, como para muchos hombres más, creen que no hay ofensa. Este es el grave problema, está convencido que abusar es “normal”. Es una manifestación como tantas otras que se viven en el día a día en casa, la escuela, el transporte público, o el trabajo.

El ósculo artero, fue una entrada por detrás, con los tacos por delante, como se dice en el argot futbolero. Es una manifestación de violencia estructural. Me explico: Es una conducta que ha traspasado generaciones hasta convertirse en parte de la cultura, expresión que se reitera en diferentes entornos. Por consiguiente, se ha normalizado el acoso.

Para los protectores de Luis Rubiales, el hoy ex presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), justificó el acto como una expresión de júbilo. Sí, eso fuera cierto, ¿por qué no beso al entrenador?

Si esto sucedió en la final del mundial del futbol femenil, debemos cuestionar qué sucederá en los vestidores, en las concentraciones, en los entrenamientos y convocatorias. Donde en nombre de la disciplina se generan abusos, hostigamientos, burlas de toda índole que exceden al proceso formativo. Entrenadores, directivos reiteran este tipo de conductas, lastimosamente en el futbol y otros deportes. Sus gritos, insultos, y decisiones dañan el desarrollo de la personalidad de las futbolistas, todos los días.

Es urgente e importante actuar desde una perspectiva de género en las Federaciones que permeen el actuar de asociaciones, ligas y clubes.

El beso maldito es una alarma. La alerta puede servir para instrumentar programas de prevención social que frenen en un primer momento este tipo de conductas, y a mediano plazo generar en los deportistas modelos positivos.

¿Qué estará haciendo la Femexfut, al respecto?

Actuar desde las bases es la clave para el desarrollo y crecimiento del balompié. Generar una base sólida, profesionalizando entrenadores, directivos y staff. 

A Rubiales, lo castigarán, pero no se erradicará la mala hierba que reproduce en el ámbito deportivo en el mundo. 

¿A dónde llevaría a su hija a jugar?

X: @LARIMEX