LA FIESTA ESTÁ VIVA

Por: Rafael Cué*

Los mexicanos tenemos muchos atributos heredados por haber nacido en un país maravilloso, con todo para ser una potencia en cualquier ámbito. Tenemos miles de kilómetros en litorales tanto en el Pacífico como en el Golfo y mar Caribe; tenemos oro, plata, litio, cobre, carbón, petróleo, etcétera. Diversidad de ecosistemas, selva, desierto, sabana, bosque, etcétera. Contamos con una fantástica cultura prehispánica, arqueología deslumbrante con culturas indígenas diversas que nos siguen deslumbrando. La colonia puso los cimientos para lo que hoy somos como nación: la fusión de dos culturas.

Pese a todos estos atributos, no terminamos por explotar todo nuestro potencial y no se debe a otra cosa sino a nosotros mismos. Me voy a incluir para que no parezca que esta entrega es un sermón clarividente.

El mexicano tiene poca confianza en sí mismo, nos cuesta aceptar con orgullo que somos buenos o incluso los mejores en algunas cosas. El mal entendido concepto de que la humildad es un atributo que se mal interpreta con la sencillez ante el éxito. Pretender ser humilde considero que es una debilidad, mostrar en la victoria sencillez es lo correcto, demuestra educación, trabajo, sacrificio y voluntad.

Como cada regla tiene su excepción, hemos tenido el orgullo de disfrutar grandes éxitos de mexicanos en distintos ámbitos de la vida. Escritores, pintores, escultores, intelectuales y los más populares pueden caer en el ámbito del deporte, la música y el espectáculo. Todos y cada uno de estos hombres y mujeres que nos han hecho sentir el orgullo de ser mexicanos tienen algo en común: el trabajo, la fe ciega en ellos mismos, la capacidad de levantarse en los fracasos, no detenerse ante ningún obstáculo y, una vez alcanzado el éxito, seguir adelante con sencillez, pero con orgullo de ser quienes son y de saber que nadie les ha regalado absolutamente nada. Nunca.

México es una potencia taurina, siempre lo ha sido. En otras épocas se llevaba con orgullo y dignidad, desde hace un par de décadas nos ha costado saber y valorar nuestro toro y nuestros toreros. Solo vemos bien lo que se hace en otros países y comenzamos a justificar recriminando a terceros cuando las cosas no salen correctamente en México. “Si aquel empresario hiciera…”, “si los ganaderos fueran…”, “si los toreros se arrimaran…”, “si los cronistas dijeran la verdad…”, etcétera, etcétera. Y en esa vorágine de falta de responsabilidad nos hemos venido hundiendo. Se está perdiendo la fe y el orgullo por nuestra tauromaquia. Si a esto le sumamos los injustificados y atroces ataques a las tradiciones mexicanas, avalados en ocasiones por jueces sesgados en su criterio o intereses, y no por la Constitución, o políticos inoperantes e inútiles como los del Verde y algún otro despistado, el panorama es complejo.

Pero… el toro es sabio en sus momentos y los mexicanos contamos con la ilusión de muchos toreros jóvenes. Hoy toca hablar de uno que representa los valores nacionales y me refiero a Isaac Fonseca. Triunfador absoluto de la Copa Chenel en España. Se fue hace años a Madrid, con el apoyo de pocos, pero con la seguridad, confianza en sus cualidades, capacidad de sacrificio y perseverancia que hoy lo tienen en boca del mundo taurino.

En España se abre camino a sangre y fuego, nunca mejor dicho. En él no sólo hay un ejemplo para todos sino un motivo de orgullo e ilusión para la fiesta de toros en México. No es el mesías, solo no puede hacer nada. Debemos devolver la grandeza todos y cada uno de nosotros. Sin duda Isaac Fonseca ha despertado el interés y admiración en los aficionados, esto obliga a los empresarios si quieren ganar dinero a programarlo y poner a competir a experimentados y noveles a que despierten la pasión en el público y se detone la asistencia en los tendidos. Esto acompañado de toros bien presentados y que la suerte acompañe y embistan. Que los de la pluma y el micrófono contemos bien la historia, que el aficionado pague su boleto.

Esa es la fórmula, todos a un solo objetivo, pongamos a México en lo alto de la mano de estos grandes hombres y mujeres que nos ponen el ejemplo. Isaac es uno de ellos, orgullo de México, orgullo de Michoacán y orgullo de nuestra tauromaquia.

Twitter: @rafaelcue

*Artículo escrito para el diario El Financiero, reproducido por voluntad del autor en Intelisport.